El 8 de septiembre de 1984 nazco en el hospital de León a los 8 meses, en un parto un poco complicado porque mi madre rompió aguas en una visita al ginecólogo el día anterior a mi nacimiento. Mi pulso era débil y mi madre estuvo al borde de la muerte con 20 de tensión. Afortunadamente, las dos salimos sanas y salvas del hospital.
Mis primeros 4 años viví en Piedrafita de Babia en la casa de mis abuelos. Siempre había gente en esa casa y tenía mi propio columpio que me hizo mi abuelo en mi parte favorita de la casa: el jardin. Fue una infancia muy feliz de la que colecciono recuerdos tan bonitos como que le tenía miedo a las hormigas rojas (yo las llamaba hormigas carnívoras) o que me encantaba ayudar a mi abuelo a cualquier cosa que tuviera que ver con la carpintería en el suétano (palabra inventada en mi familia para dirigirnos al sótano de toda la vida).
En el instituto "de arriba", así le llamábamos nosotros... encontré, al que sería, mi compañero de vida y, contra todo pronóstico, seguimos juntos actualmente.
No ha sido fácil, hemos pasado por muchas etapas: mejores y peores, pero lo importante es: que al final, si remas en la misma dirección, llegas al mismo sitio, aunque en algún momento, la tormenta, te lo ponga difícil, la brújula interna sigue indicándome donde me siento "en casa", y es: a su lado.
Si el amor es importante para mí, la amistad también lo es, por eso, tengo amigos que hice en esa época y a pesar del paso del tiempo, parece que hablamos antes de ayer...
Este edificio representa un punto de inflexión en mi vida, porque cuando terminé mis estudios en él y fui a selectividad, suspendí, por lo que, tuve que hacer un ciclo formativo de grado superior en informática para poder seguir con mi objetivo que era: acceder a la universidad.
Para realizar el ciclo formativo, me traslado a vivir a Oviedo a la residencia universitaria Pedro Poveda, en la que, realizo un curso del Eneagrama y descubro mi eneatipo.
En ese momento tan delicado de mi vida, me ayudó muchísimo disponer de esa información sobre mi, porque no tenía confianza en mi misma por haber suspendido selectividad y estaba sola, lejos de mi familia, en un entorno totalmente nuevo para mi.
El eneagrama me ayudó a comprender lo que sentía en ese momento y a gestionarlo mejor. Además de lo enriquecedor que fue compartir ese aprendizaje con mis compañeras de la residencia. Sobre todo, con mi compañera de habitación, que fue mi gran apoyo, durante mi estancia en la residencia.
Gracias por todo mi Marti!
(La foto me la hizo ella)
El primer día de la universidad asistí a la presentación que tuvimos en el auditorio Príncipe Felipe en Oviedo y después me fui con mis padres de compras, con tan mala suerte, que un camión se saltó un semáforo en el que estábamos parados varios coches y nos dió por detrás. Nosotros éramos el segundo coche de la fila y llevamos bastante golpe.
Las secuelas, las típicas del cuello, del tirón del cinturon de seguridad y el susto en el cuerpo de lo que significa tener un accidente de tráfico.
Con las ganas que tenía yo de empezar la universidad, la realidad es, que la empecé de una manera bastante peculiar e inolvidable.
Cuando empecé la carrera estaban construyendo el edificio para informática y teníamos las clases repartidas por otras facultades. Coincidí en clase con una chica, que luego ví, en una tienda de 20 duros y allí la asalté, diciéndole que habíamos coincidido en clase y desde ese día somos amigas y a día de hoy trabajamos en la misma empresa. Va a ser que soy de relaciones largas...
Por los pasillos de ciencias me encontré un día con una chica de mi pueblo que se convertiría en mi compañera de vida con la que estudié, nadé, entrené, asistí a clase, compartimos fracasos y hasta hicimos el proyecto final de carrera juntas.
Y en el último tramo de la carrera las dos amigas anteriores más otras compañeras construímos un grupo de hasta 9 chicas (Las EUITIANAS) que coincidíamos en varias clases y aunque es difícil hacer un grupo solo de chicas, en una carrera, en la que la mayoría son chicos, aún así, lo hicimos!
El día de mi graduación es uno de los mejores días de mi vida porque fue la recompensa a mucho esfuerzo y dedicación. La ingeniería de informática no es precisamente fácil y hacen falta ganas y constancia para conseguir llegar hasta aquí.
El día en el que leí, el proyecto final de carrera, estuvo presente mi familia al completo y aunque ellos no se enteraron de nada de lo que allí conté, lo bueno es, que después del acto académico, nos fuimos a comer a un restaurante todos juntos.
Le tengo especial cariño a este día porque es algo que no se podrá repetir porque en la siguiente celebración faltará una persona muy importante para mi.
Soy de la generación a la que todas las reformas educativas nos pillan a medias, entonces mi ingeniería es de 3 años y ahora iban a ser de 4, por lo que, para no quedarme a medio camino, realicé el máster de ingeniería web de postgrado por investigación para poder acceder al doctorado (por si algún día me da por ahí).
Además me parecía que era un máster muy completo y con un plan formativo bastante actual que encajaba con las optativas y la dirección que seguí en la carrera.
Fueron dos años duros e intensos. El proyecto final de máster lo hice mientras mi abuela estaba en el hospital y lo leí una semana después de que se muriera. A día de hoy, no sé cómo lo hice, porque fue, de las peores experiencias que he tenido en mi vida.
Hasta aquí mi paso por la universidad.
En septiembre empecé a dar clases de informática y a trabajar a media jornada como desarrolladora web. Esta experiencia laboral duró hasta diciembre que se acabó el contrato.
Pasaron las navidades y después los 4 meses más largos de mi vida, porque estaba sin trabajo. Me apunté a inglés, pero no tenía ni humor para ponerme con ello, porque yo quería trabajar una jornada completa y empezar mi andadura como profesional, pero nada... no había manera.
El 30 de abril fui a hacer una entrevista a una empresa en la que me encontré al mejor jefe que he tenido hasta la fecha. A esta entrevista llegué porque mi primera amiga de la facultad me recomendó, porque sabía que estaba buscando trabajo.
El que sería mi jefe me dijo que estaba contratada al final de la entrevista y que empezaba cuanto antes. Era una baja por maternidad, pero por lo menos era un trabajo de sus 8 horas y en el que tuve un traspaso de la chica que se iba de baja, por lo que, estuve encantada los 4 meses que estuve allí.
En agosto me surgió la oportunidad de ser desarrolladora web en una empresa internacional y me fuí de la que, para mi, fue mi primera empresa.
Después de un contrato de 6 meses, en febrero firmé mi primer contrato indefinido.
Me hizo especial ilusión porque en ese momento era lo que había estado buscando, un trabajo estable en el que desarrollar todo lo que había aprendido. Además en esta empresa hice un poco de todo y eso me permitió crecer en muchos sentidos.
Desde que acabé mis estudios tenía claro que cabía la posibilidad de ir a una ciudad grande como Madrid o Barcelona y de las dos opciones la que más me gustaba era Barcelona. En 2007 estuve de vacaciones y 8 años después me vine a vivir aquí.
En este caso quería trabajar como desarrolladora en .NET. En San Mateo (las fiestas de Oviedo) coincidí con un amigo que está trabajando en Barcelona y me dijo que él estaba encantado y que había trabajo. Así que eché curriculums, en diciembre hice un par de entrevistas y en enero empecé a trabajar de lo que yo quería.
Desde que llegué a Barcelona el mundo laboral me ha traído muchas alegrías, porque he crecido mucho profesional y personalmente.
Cuando pienso en las empresas en las que he estado solo me acuerdo de los mejores momentos y de las personas que me he llevado de cada una de ellas.
También he tenido momentos malos, pero tengo que decir, que muy pocos y puntuales, por lo que, no puedo quejarme ni un poquito. Porque me he sentido valorada y querida en cada uno de los puestos que he desempeñado y desempeño actualmente.
Así que, si alguno de mis compañeros lee esto: GRACIAS 🙂
He pasado por varias empresas porque soy una persona inquieta y me gustan los retos, no me gusta estar mucho tiempo en la zona de confort, por lo que, los cambios siempre han estado motivados por esas ganas de crecer personal y profesionalmente.
Al principio del verano pasé un momento crítico en mi actual trabajo, porque un compañero me cuestionó profesionalmente hablando y puedo decir, que hasta la fecha es la peor sensación que he tenido nunca.
Miré para dentro y se me ocurrió compartir mis conocimientos en el eneagrama con los demás.
Por eso surgió esta cuenta de Instagram que es para mi:
MI PROYECTO.
En marzo empecé este máster y es algo más que un máster, es algo más que una formación porque me ha dado una oportunidad de hacer las cosas como a mi me parece, me ha abierto la mente, de manera que, hay muchas formas de ganarse la vida.
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